Forma parte de la División Canes Narcóticos Allen y tuvo un gran protagonismo en diferentes operativos antidroga.
Máximo está alerta. Sabe que su misión está por empezar y siempre hay una recompensa, un premio que llega de la mano de su entrenador, el cabo primero de la Policía de Río Negro, Fernando Soto. Una camioneta es detenida sobre la Ruta 22 por los efectivos del Cuerpo de Seguridad Vial y Máximo recibe la orden para comenzar el rastreo. En cuestión de minutos, su olfato es capaz de detectar si en el vehículo se transportan o no estupefacientes.
Máximo es un perro raza Pastor Belga Malinois de línea francesa que integra la División Canes – Narcóticos Allen. Es además, el can “estrella” de esa área de la policía rionegrina ya que a través de su adiestramiento la fuerza logró descubrir y secuestrar importantes cargamentos de droga en diferentes puntos de la provincia.
“Tenía 20 días de nacido cuando empezamos a entrenar con él y a los dos años logramos tener un perro operativo que ha dado grandes resultados en la policía de Río Negro”, explicó su entrenador, el cabo primero Soto. Hoy Máximo tiene 5 años y cada día recibe de Soto todo el amor y los cuidados que se merece un animal. Detrás de la relación perro – adiestrador, hay un vínculo casi inseparable entre ambos. Máximo vive con Soto y es el “mimado” de la casa. Hasta duerme junto a la cama del cabo.
Máximo es un integrante más de la fuerza policial y colabora regularmente con la labor de todas las delegaciones de Toxicomanía, especialmente con las Allen, Roca, Cipolletti y Villa Regina.
Que el adiestramiento sea mediante el consumo de estupefacientes, es parte de un mito que no tiene absolutamente nada de realidad. El entrenamiento – asegura el cabo Soto – se realiza mediante la asociación de olores. “Es un juego en el que el animal asocia que tiene que buscar un determinado olor y se lo refuerza con un premio, que es una pelotita o un cono, un juguete. El perro busca el olor para tener su premio”, cuenta Soto, que se formó como adiestrador en las filas de la policía y muestra su enorme compromiso y vocación con la función que desempeña en la policía.
Recientemente Máximo colaboró en un allanamiento en Roca donde se secuestraron más de 23 kilos de cocaína y 10 de marihuana. En Fernández Oro, en medio de un operativo de Toxicomanía, descubrió en un vehículo 50 kilos de cocaína y el año pasado detectó otro cargamento de estupefacientes en Casa de Piedra.
En la División Canes – Narcóticos de Allen, Máximo ya cuenta con descendientes. Es el padre de una cachorra llamada Roma, que tiene siete meses y todo indica que va por muy buen camino para sumarse a la lucha contra el narcotráfico. “Es el mejor perro que he tenido a cargo. Es un muy buen compañero, muy entendido y muy sociable. Ese es un gran punto a favor ya que trabajamos en una sociedad que siempre tiende a pensar que el perro policial es agresivo y en este caso es totalmente lo contrario. Hoy, en el día del animal, su premio será un buen peloteo y que juegue bastante”, agrega el cabo primero Fernando Soto.