División de Canes de la Policía de Viedma: un trabajo de vocación y especialización

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La Policía de Río Negro cuenta con la División de Canes en la localidad de Viedma, donde el trabajo de los perros es clave en situaciones de urgencia, búsqueda de personas y detección de armas.

La División está constituida en dos secciones: el área de Investigaciones, abocada a la búsqueda de rastros y de personas, y la detección de armas y explosivos; y el área de Toxicomanía y Leyes Especiales, dedicada a la detección de sustancias ilegales.

La Oficial Subinspector Guadalupe Navarrete es la Jefa de la Sección Canes y está a cargo del área de Investigaciones donde se realiza un importante trabajo con los perros de la División, los cuales están especializados en las tareas en las que se desarrollan. La División cuenta con tres perros dedicados a las Investigaciones, uno a la detección de armas mientras que otros tres canes trabajan en el área de Toxicomanía.

Oficial Subinspector Guadalupe Navarrete

Como se indicó uno de los principales trabajos del área de Investigaciones es seguir el rastro criminal, el cual consta de identificar las muestras que se encuentren en el lugar donde se ha desencadenado un hecho conflictivo. Para lograr esto, “se hace un levantamiento de olor humano a través de gasas esterilizadas, las cuales absorben las moléculas de olor”, comentó Navarrete.

La diferencia que hay entre este procedimiento y la búsqueda de personas es la manera en la que se obtienen los rastros, como el olor de las muestras identificadas. En la búsqueda de personas, se trabaja directamente con la muestra pura, “puede ser con la ropa interior, alguna campera o remera, con ropa de cama, donde pueda estar más impregnado el olor de la persona que se perdió”, mencionó Navarrete y aconsejó que, en caso de desaparición de una persona se realice la denuncia de manera inmediata para poder seguir el rastro con facilidad.

Sobre la llegada de los canes a la División, los y las guías que los entrenan deben tener en cuenta distintos factores y características del can, como “su tamaño, la respuesta a los incentivos, la obediencia, la concentración y el enfoque”, explicó Navarrete. Cuando se detectan esas particularidades, se analiza la posibilidad de entrenar al perro cuyo tiempo de adiestramiento es de un año y medio: “En ese tiempo, se pueden ir detectando conductas, se las puede modificar o se recomienda que no trabaje en el área”.

Sobre este punto, agregó que los perros con los que trabajan ya están predispuestos biológicamente para estos tipos de tareas. En el área de Toxicomanía se trabaja con tres perros de raza pastor belga malinois, que es por carácter el que tiene la forma más activa de búsqueda, y para el área de Investigaciones, los perros son de raza blood hound, ya que tienen mayor cantidad de receptores olfativos.

Con respecto a las actividades cotidianas de los canes, Navarrete aclaró que tienen una rutina establecida: “Comenzando con la socialización, donde se vinculan con personas en un espacio público. Luego almuerzan y tienen una hora de descanso. A la tarde tienen prácticas de búsqueda de personas y culminan con recreación interna con otros canes”.

Sobre la alimentación de los perros, destacó que solo consumen alimento balanceado por recomendación del veterinario, el cual se encuentra disponible para brindar atención ante cualquier eventualidad.

Acerca de la vida del animal y su desempeño laboral, Navarrete comentó que: “Se realiza su retiro con los honores que le corresponden y con entrega de diplomas, luego se hace una evaluación de cuáles son las familias que lo puedan llegar a adoptar”. Cuando se culmina su retiro, continua su vida siendo mascota y descansando en un entorno familiar.